miércoles, 11 de marzo de 2015

Zagreb, la pequeña pero muy linda capital de Croacia


Nuestra experiencia en esta ciudad fue algo totalmente distinto a lo vivido en Italia, ya que para bien o para mal, con Italia tenemos muchas cosas similares. Acá es todo diferente, tienen gran influencia turca, sus orígenes como yugoslavos, y de otros tantos que fueron pasando por estos territorios, ya que como nos contaron, esta tierra sufrió de numerosas invasiones. Tal es así que si un Croata del Norte va al Sur probablemente no entienda la lengua, que aun siendo la misma es un dialecto totalmente distinto.



La ciudad en si es pequeña, tiene como toda ciudad que hemos recorrido, su catedral. Es muy linda pero no tan ornamentada ni ostentosa como otras que hemos visto. Tiene también varios palacios (hoy ocupados por organismos oficiales) y también unas cuantas construcciones que a nosotros nos recuerda a Rusia (que dicho sea de paso ellos niegan fervientemente).


Algo muy bueno que tiene y que realmente envidiamos, es el sistema de transporte público llamado Tram. Son una especie de trenes eléctricos que se desplazan por vías sobre las calles, con la particularidad que los autos pueden ir por la calle sobre estas vías, o sea que es normal ver un auto esperando que el tram avance, y además estos vehículos respetan semáforos y hasta el paso de los peatones, lo que los hace una especie de ómnibus pero mucho más efectivos y menos nocivos para el medio ambiente.

Otra cosa que nos llamó la atención en esta ciudad es la fuerte influencia norteamericana, como ser marcas de primera línea, pantallas de led alrededor de la plaza principal y todos con sus iPhones en la mano. Según nos cuentan, los jóvenes cada vez quieren alejarse y separarse de sus orígenes y acercarse más a lo que es Europa Central.

Tuvimos la oportunidad de subir a una torre que se encuentra en una parte alta de la ciudad. Desde la parte más alta de esta torre se tiene una increíble vista de toda la ciudad. Además esta torre tiene la particularidad de tener un cañón, que creíamos solo decorativo; pero resulta ser que por tradición, todas las tardes este cañón es accionado (por algún sistema automático nos contaron) y se escucha el estallido en toda la ciudad.

Algo que nos pareció llamativo fue ver tantos corazones adornando lugares públicos, locales de souvenirs y cuanta tienda haya, preguntamos a que se debía eso, y un señor muy amable nos explicó el por qué de esta imagen tan tradicional: Cuenta la leyenda, que tiempo atrás, un joven muy enamorado de una señorita, acomplejado por no encontrar la manera de decirle a ella lo que el sentía, decide regalarle un corazón, y en el medio de este corazón un pequeño espejo. Cuando le dio el obsequio a ella le dijo: "Cuando mires en ese espejo, vas a ver a la persona que yo amo". Es entonces el corazón con el espejo adentro un símbolo en esta ciudad.

Ya tenemos tickets de tren, por lo que mañana temprano nos vamos a Budapest, Hungría. Este lugar nos deja además de grandes recuerdos grabados en la retina, una sensación de calidez de un pueblo que conoce la paz desde hace muy poco tiempo, pero que su gente es mucho más gentil que en otras ciudades que visitamos.



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