domingo, 29 de marzo de 2015

I AmSterdam! Nuestro paso por la ciudad donde todo está permitido

Luego de un viaje bastante incomodo, y de haber llegado a las 4 de la mañana a una estación de trenes que abría a las 6, pudimos llegar a Ámsterdam.

Tan solo llegar a este lugar el ambiente es diferente, la gente es respetuosa, amable y feliz, los edificios son pintorescos y los canales y puentes coronan una panorámica increíble.

Si bien en lo primero que uno piensa cuando se escucha Ámsterdam, es en lo que los locales llaman las dos P, prostitución y porros; la realidad es que la ciudad tiene mucho más para dar, aunque si es verdad que estos dos elementos están bastante presentes en todo momento.

Por empezar y para tener idea de lo principal de la ciudad, nos fuimos al punto de encuentro del Free Tour de Sandeman en la plaza DAM, la principal de esta ciudad.
Allí nuestro guía Albert, un español realmente apasionado por esta ciudad, nos llevó a recorrer y a conocer los principales lugares, costumbres y mitos de esta ciudad.

Pasamos por la entrada del barrio rojo, aunque no ingresamos ya que había un tour especial para esta zona, al cual acudiríamos a la noche. Luego pasamos por el Niumarkt que es una especie de pequeño castillo donde llegaban los barcos y pesaban la mercancía. Pasamos por la casa museo de Anna Frank (sitio donde estuvo escondida ella y su familia durante dos años), cruzamos varios puentes y canales, conocimos el palacio real y tuvimos la posibilidad de conocer un poco más de la mentalidad de los Amsterdamers, donde todo está permitido si no le haces daño al otro. Por ejemplo tuvimos la oportunidad de conocer una iglesia católica oculta, ubicada justo en frente de una iglesia protestante.

Luego de almorzar en el barrio chino de esta ciudad, y de dar una vuelta por las pintorescas calles, nos dirigimos nuevamente al punto de encuentro para realizar el que probablemente sea el tour más famoso de Ámsterdam, el recorrido por el barrio rojo.
Nuevamente Albert nos iba a guiar por estas calles y pasajes, explicándonos el por qué de este sistema, por qué tantas vidrieras con mujeres en bikini, por qué tantos lugares donde se puede comprar marihuana libremente, y como es el sistema que protege a estas personas que trabajan en este sector de la ciudad.

Por empezar el barrio rojo para los amsterdamers es un barrio común y corriente, hay negocios, iglesias, bares, restaurantes y hasta guarderías. Todo el barrio esta repleto de cámaras de vigilancia, y hay una central de policía a cada lado del mismo. Es decir que si algún ilícito ocurre, en menos de cuatro minutos el barrio está rodeado.
Nos contó que lo que intenta este sistema es proteger a las trabajadoras, ya que ellas están inscriptas como monotributistas, pagan impuestos y tienen las habilitaciones correspondientes, entonces el estado debe protegerlas. Tienen en sus cabinas también un botón de pánico, que al ser presionado dos veces, comienza a sonar una alarma y se activan los sistemas de seguridad.
La verdad que la mentalidad de los habitantes y gobernantes de esta ciudad sorprende tanto o más que su arquitectura o canales.

Al otro día no nos quedó más que dar unas últimas vueltas por la ciudad, comer algo, y partir para la pequeña pero muy importante Bruselas.



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