jueves, 5 de marzo de 2015

Y al tercer dia.. resuciFUIMOS A CONOCER EL VATICANO!

En nuestro tercer día de aventura y segundo en Roma fuimos a un lugar de visita obligatoria si uno está en la ciudad, el estado Vaticano.
Si bien la mañana arrancó lluviosa, no había una sola posibilidad que eso nos frenara. Tuvimos que tomarnos el metro (acá simplemente lo llaman M) en este caso la línea A, y nos bajamos en la parada Ottaviani.

Apenas salimos del metro se nos acercaron varias personas a ofrecernos tours guiados y además la posibilidad de no hacer NI UNA fila. Decidimos gastar un poco mas de dinero y saltearnos las colas... y la lluvia.

Cabe aclarar que al entrar al Vaticano entrás a un estado independiente, si bien no tenes que mostrar pasaporte, si pasas por una rigurosa seguridad y te atenés a las reglas de ese lugar, son bastante estrictos y no muy amables con los que quieran pasarse de vivos.
El guía nos explico que íbamos a ver en la capilla Sixtina, un poco de la historia oficial y un poco de la otra historia, también hicimos un recorrido por el Muso Vaticano. Después del recorrido por el museo entramos a la Capilla Sixtina, lamentablemente solo teníamos 10 minutos para estar ya que la cantidad de gente que entra no permite mucho más. Ese lugar es realmente increíble tanto para los creyentes como para los que no, es algo realmente inexplicable con palabras.

Por último fuimos a la Basílica de San Pedro, y si hablaba de inexplicable con palabras, en este caso solo puedo decir enorme y ostentoso. Es realmente movilizador estar ante semejante obra, la altura de sus techos, las paredes completamente cubiertas en mármol, las decoraciones en bronce y oro, las pinturas que no son pinturas sino mosaicos hechos con infinidad de pequeñas piezas. Es algo que supera cualquier expresión escrita u oral, es algo que en una foto no se puede comprender, realmente hay que estar ahí para sentirse tan pequeño ante semejante inmensidad.

Al salir y después de comer una pasta con ensalada nos dirigimos al Castello Sant Angelo.

Cuando decidmos venir a Europa, además de ver los lugares turísticos a los que todos comúnmente van a visitar, yo tenía bien claro que quería conocer castillos. El Sant Angelo fue el primero de ellos, enclavado a unos 600 metros de la plaza San Pedro se encuentra esta fortificación, rodeada por una gran muralla y sus correspondientes torres. La particularidad de este castillo es que es redondo, algo bastante raro para este tipo de edificaciones.

Conocimos también un policía muy amable (es difícil encontrar personas amables por estos lares) que nos contó sobre la muestra temporal que había en este lugar, y nos mostró la perla más grande del mundo. Una maravilla esculpida, y también nos recomendó otros lugares a visitar.

Antes de volver al hostel, pasamos por la plaza Navona, lugar donde se encuentra la fuente de los cuatro ríos, muy bonita y otro clásico lugar de Roma.

Para coronar el día, conocimos a un momentáneo compañero de habitación, Lorenzo. Un italiano del norte que está de paso por la ciudad y que se mostró muy entusiasmado en acompañarnos a cenar y luego a ver el Coliseo de noche, hizo las veces de guía local y nos divertimos mucho. También conocimos a una mendocina que estaba en el mismo hostel, Micaela, que se nos unió en la travesía nocturna al Coloso Romano.




Mañana tenemos nuestro último día en esta ciudad. Si bien se necesitaría al menos un mes para conocer todos los lugares importantes de Roma, nos llevamos un buen pedazo de historia para continuar nuestro viaje...

Nos vemos en Florencia!

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