miércoles, 4 de marzo de 2015

Y llegamos a Roma!

Desde que tengo conciencia que existe el Coliseo Romano, existen mis ganas de conocerlo. Finalmente, después de muchos años, ese día llegó.
Llegamos al aeropuerto de Fiumicino, que está a una media hora de Roma. En el hostel "Famous Four Seasons" pudimos dejar las valijas, nos dieron un mapa y un par de instrucciones y allá fuimos.

Teniendo en cuenta que es día de semana y temporada baja, la espera que tuvimos fue bastante corta.
La entrada es de 12 euros e incluye la entrada al Coliseo y también al Palatino que se enceuentra al frente.
Por nuestra parte elegimos pagar el guía en español (había dos precios, 5 el recorrido común, 9 euros pudiendo acceder a la arena, a la parte de abajo y al tercer piso). Esta decisión fue realmente buena, ya que además de acceder a lugares que solo no podés, también nos contaron detalles de la historia muy buenos.

Del coliseo que decir, es algo increíble. Creo que aún no caigo de la magnitud de la visita que realicé hoy, de la cantidad de historia que aconteció en esos lugares por los que hoy caminé.

Después de un par de horas en el coloso, nos dirigimos al Palatino, que es como una especie de ciudadela absolutamente enorme que lleva un par de horas de recorrer sin parar demasiado. Al igual que el anfiteatro, todo es enorme, todo es colosal, todo increible. El solo hecho de pararse al lado de las columnas de mármol expone la pequeñez de nuestro ser ante semejantes construcciones.

Por hoy fue suficiente, y luego de una pizza italiana (un tanto más desabrida que su versión argentina) visitamos un muso de Vespa y derecho al hostel ya que mañana nos espera un gran día. Mañana desde temprano estaremos pisando el estado Vaticano, con todo lo que eso significa.



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