miércoles, 20 de mayo de 2015

Barcelona, lo mejor para el último...


No alcanzan las palabras para hablar de Barcelona, no alcanzan las imágenes, ni siquiera los videos para explicar Barcelona, realmente es necesario estar ahí para entender de que estoy hablando. Aún así voy a hacer mi mejor esfuerzo para poder transmitir mi experiencia en esta increíble ciudad.
Barcelona tiene todo lo que una ciudad del mundo podría querer: sol, montañas, mar, el mejor equipo de fútbol del mundo, la iglesia más linda, y la industria necesaria para mantenerse funcionando prácticamente sola e independiente.


Si bien es "saber popular" que los catalanes son personas muy especiales, no tuve la oportunidad de conocer ninguno que nos haya tratado de mala forma, por lo que no hubo absolutamente nada que poner en la lista de contras de este lugar.


La rosa de fuego, como se la conoció tristemente a esta ciudad debido a la cantidad de bombardeos y explosiones que ocurrían casi a diario en cierta época de la historia, conserva en cada esquina, cada baldosa y cada lampara alguna influencia modernista.
Basta caminar por el Passeig de Gracia alejándose de la Plaza Catalunya para poder apreciar las obras de Gaudí, también de otros arquitectos contemporáneos que competían por ver quien marcaba más tendencia o dejaba mejores construcciones.


Claramente la joya de esta ciudad es la Sagrada Familia, ópera prima de Antoni Gaudí, que aún se encuentra en construcción. Respecto a este edificio que había tenido oportunidad de conocer en el 2006 y lugar al que me había prometido volver (cuando estuviera completa) solo puedo decir que es increible. Este arquitecto humildemente se propuso mejorar el gótico, si me preguntan si lo logró? Yo creo que lo pasó por arriba.
Una vez que entras a esta construcción, te das cuenta que esta afirmación es una realidad. Las alturas de las columnas, las ramificaciones, y las decoraciones interiores, sumado a los vitreaux dan una sensación distinta a todo. Uno se siente como en un bosque de cemento, y es imposible no girar la cabeza para todos lados y que cada lugar al que se mire hay algo tan o mas impresionante que lo anterior.

Pero no todo es historia en esta ciudad. Y como ya he dicho en alguna otra publicación, la experiencia en un lugar no depende solo de lo que ese lugar tenga para ofrecer, sino que afecta el tiempo que te toque, las personas que conozcas y las actividades que realices.
Como si los astros complotaran, todo fue perfecto en Barcelona, el sol no se escondió ni un segundo, el Barcelona FC tenía un partido justo los días que estábamos por ahí, y además tuve la oportunidad de caminar por el puerto, la boquería y el Passeig de Gracia con una gran persona que tuve la oportunidad de conocer en Berlín y que las fechas de los pasajes, o el destino tal vez, hacía que justo coincidiéramos en Barcelona de nuevo.

Hablando de momentos únicos en la vida, como mencioné recien, el 
Barça jugaba contra el Almería. Y una de las cosas que siempre había querido, era asistir a uno de estos encuentros. Gracias a algunos contactos de mi primo quien vive en España hace más de una década conseguimos unas ubicaciones bastante accesibles.
Tan solo llegar a la quinta bandeja desde donde teníamos una vista increible del estadio, el corazón se empezó a acelerar. Los jugadores empezaron a salir: Alves, Mascherano, Adriano, Xavi, Pedro, Suarez y también un ser de otro planeta apareció, si... Messi.
Y de repente los ojos se me llenaron de lagrimas, y alguno dirá, pero si es solo un deporte... Pobre de aquel que diga eso y no haya tenido la oportunidad de sentir las emociones que el deporte le da al hombre.
Cómo si con tenerlos ahí jugando para mí no fuera poco, la pulga la clavo en una jugada magistral, y como para dejar en claro de que parte del mundo el fútbol es mejor, Suarez clavó dos.

La hinchada no está ni cerca de lo que es una hinchada Argentina, y en el único momento en que cantaron todos fue en el minuto 17:14 que empezaron todos juntos el grito de IN- INDA- INDEPENDENCIA! Momento en que recuerdan la derrota de las tropas catalanas a manos de Felipe V.


Se acercaba el final del viaje, no me quería ir, porque ademas de irme de un lugar donde me sentía como en casa, también significaba saludar a mis primos y no saber en cuanto voy a poder volver a verlos.
Luego de compartir algunas otras experiencias con ellos como jugar al hockey sub acuático, y tomar un helado por la rambla de Tarragona, esa aventura que había empezado hacía poco mas de 40 días llegaba a su final.
Un paso rápido por el free shop, comprar alguna que otra porquería y subir al avión que como un despertador a las 7 de la mañana nos iba a devolver a la realidad.

lunes, 4 de mayo de 2015

Hala Madrizzz!

Creo que una de las sorpresas más grandes que me llevé en el viaje sucedió en esta capital Española. Por cuestiones de la vida, o por haber trabajado para una empresa española, o por prejuicios escuchados de terceros, pensaba que los madrileños eran de alto ego, y poco amor por el projimo. También pensaba que mi paso por Madrid no iba a ser significativo. Que alegría haberme equivocado de tal manera!!

Por empezar, la cosa venía oscura... nuestra única salida (casi escapatoria) de Paris, había sido una traffic compartida conseguida en BlaBlaCar.com. Después de esperar unas 5 horas a Arthur, el viaje de la capital Francesa a Madrid duró 20 horas... si si más de un día desde que deberíamos haber salido hasta llegar.

Por suerte esta ciudad nos esperaba con algo que extrañábamos... Sol y calor. Casi una bendición, casi una premonición de los próximos tres días.

Nos recomendaron ir para el lado de la Puerta del Sol (por favor, no sean ingenuos como nosotros y no busquen una "puerta" porque no existe tal puerta del Sol). Y en camino a eso pasamos por el mercado de San Miguel. Éste, no es el típico mercado que uno se imagina donde se puede ir a comprar frutas, verduras y carnes, sino más bien es un mercado de tapas. Con muchos pequeños locales con tapas de todos los tipos, colores y sabores, donde uno se va pidiendo algo de cada lugar, y después se sienta por ahí a comer y tomar, o en alguna barra. Eso sí un poco caro, pero riquísimo.

Después fuimos a la plaza Mayor donde coordinamos nuestro Free Tour de a pie por esta gran ciudad. El mismo nos llevó por la parte antigua de Madrid, y por todos sus lugares más importantes. Tuvimos la posibilidad de conocer por fuera el Palacio Real y su parque en frente, también la recientemente terminada Catedral, la historia del Oso y el Madroño (SPOILER: Es osA), y también el corazón de Madrid, la Puerta del Sol.


Luego fuimos a la fuente Neptuno (donde el Aleti festeja sus campeonatos), y a la tan famosa Cibeles donde festeja el Real. También vimos el Palacio de Telecomunicaciones, y despues de pasar por el museo del Prado y del Reina Sofía, y frente a la famosa Puerta de Alcalá (esta  si es una puerta posta) terminamos en el Parque del Retiro. Un parque enorme y muy lindo que en su interior tiene desde un estanque artificial donde se pueden alquilar botecitos para remar, hasta un palacio enteramente de vidrio (el Palacio de Cristal, claro...)


Al otro día tuve la oportunidad de conocer el estadio Bernabeu, casa del Real Madrid, y lugar donde se encuentran todos sus trofeos, y balones de oro conseguidos por sus jugadores. Por su parte Facu fue a conocer la mítica plaza de toros "Las Ventas".
A la tarde sabíamos que los museos tenían entrada gratuita las ultimas dos horas de cada día, por lo que nos dirigimos al Prado, y luego de una vista rápida por las obras más importantes de Velazquez, de algunos Picasso que estaban a préstamo, y de algo de Goya y el Greco, nos dirigimos al Reina Sofía para poder ver el gran Guernica.

Luego de haber visitado ambos museos fuimos a Atocha, a los fines de comprar nuestro ticket de tren hacia nuestro último destino. La verdad que esta estación es completamente distinta a cualquier otra que hayamos visitado. Hay una especia de pequeña selva, con una laguna y una cantidad indeterminable de tortugas, pájaros volando por ahí y una sensación de tranquilidad dificil de describir. Ahora entiendo por qué sabina se bajaba en Atocha.


Dato aparte, y tip para viajero es el lugar "100 Montaditos". Una especie de McDonald's local, no por su comida, sino por la cantidad que hay en toda la ciudad (y en Barcelona tmb). Este lugar además de ser muy barato y de tener promociones casi todos los días de la semana, tiene montaditos riquisimos (montadito: especie de sanguchito, con cualquier tipo de ingrediente adentro, y cuando digo cualquier me refiero desde tortilla de papa, jamón serrano y hasta chocolate blanco).
En uno de estos lugares tuve la oportunidad de conocer a un viejo amigo, asi es, eramos amigos pero no nos conocíamos. Habíamos trabajado juntos, yo en Argentina, el en España, pero por su personalidad y energía terminamos siendo amigos por telefono, luego Facebook, y por ultimo unas tapas y cerveza en Madrid. Asi que pude conocer a mi amigo Dani, otro de los buenos momentos en esta ciudad. También se lleva mención especial "El Museo del Jamón" otra de las cadenas buenas, bonitas y baratas de Madrid.


Y con unos kilos de más, pero con el corazón contento, nos subimos al "Ave", en dirección a Tarragona a unos 300 km/h y hacer base allí, para luego conocer Barcelona.

martes, 21 de abril de 2015

Oh la la! Paris



Partíamos desde Londres, cruzamos nuevamente en ferry hacia la Europa continental, y nos dirigimos a la monumental capital de Francia.

El viaje fue tranquilo y de noche, y encontramos una París fría de madrugada. Luego de caminar unas cuantas cuadras llegamos, casi sin querer y sin mirar el mapa, al imponente arco del Triunfo. Al asomar las primeras luces del día desempacamos en el hotel, y fuimos para el centro de la ciudad.

Ingresamos a la pequeña isla donde se encuentra la Catedral de Notre Dame. Tuvimos la suerte de llegar temprano y poder ingresar sin hacer cola, ya que al medio día la espera era de algunas horas para ingresar. Una vez adentro pudimos apreciar una construcción gótica de enormes proporciones.
Realmente es uno de los lugares más lindos y característicos de París.

De allí nos dirigimos al barrio latino (llamado así porque allí vivían los estudiantes y en sus orígenes se estudiaba en latín), y a la plaza St. Michel que es donde comenzaríamos el tour de la ciudad.
Pasamos por el Pont Neuf, también el Puente de las artes más conocido como el puente de los candados, después pasamos por la antigua residencia de los reyes, y nos dirigimos al imponente Museo de Louvre.

Párrafo aparte para esta construcción, que solía funcionar como la nueva residencia de los reyes, también como una fortificación y en los tiempos actuales como uno de los más grandes museos del mundo.
Tuvimos la oportunidad de ingresar al mismo, lo que no tuvimos es la oportunidad de terminar de recorrerlo completo ya que se necesita prácticamente un día entero y muchas energías ya que se caminan más de 15 kilómetros por dentro del museo para poder recorrerlo todo.
Dentro de lo más llamativo del museo para los que no somos grandes amantes de las artes, es la sección llamada "Los apartamentos de Napoleón". Esta es una parte del museo conservada tal cual era el palacio en momentos en que los monarcas lo habitaban. Es difícil explicar con palabras tanto lujo y tanta exuberancia. También visitamos la nada llamativa mona lisa, ya la sí llamativa "Coronación de Napoleón". Entre una generosa cantidad de pinturas que solo podré recordar por las fotografías tomadas ya que era demasiada información visual toda junta.


Retomando el relato inicial, el tour continúo por El jardín de las Tullerías, que no pudimos apreciar en todo su esplendor por la época del año, pero aún así se adivinaba impresionante. Por último llegamos a la Place de la Concorde, lugar fundamental de reunión en tiempos de revolución.



Ya por nuestra cuenta nos dirigimos a donde todo visitante de París tiene que ir, para poder decir que estuvo en esta ciudad... la Torre Eiffel.

Otro de los lugares que no alcanzan las palabras para describir semejante magnitud, semejante lugar, semejante estructura. Y una vez que estuvimos a sus pies, no resistimos la tentación de subir.
Recomendación para viajeros: Subir por las escaleras hasta el segundo nivel, y de allí tomar el ascensor hasta la punta, ya que hacer todo en ascensor puede llevar varias horas de espera, y por la escalera no llega a media hora la cola.
Ya desde la segunda planta se tiene una panorámica imponente de la ciudad, del río y de los jardines que la rodean. También se ven todos los elementos característicos, como el arco del Triunfo, el Louvre, y hasta Notre Dame.
Ni hablar cuando superas los 300 metros de altura en la tercer planta (y punta de la torre). Fue un acierto haber subido en horas en que el sol ya se ocultaba, ya que pudimos apreciar la ciudad a la tarde, y esperando un ratito, todo de noche e iluminado.
Para el día siguiente nos restaba conocer Montmartre, lugar donde vivían los grandes artistas que pasaron por París. Solía ser uno de los lugares más baratos y marginados para vivir, y donde se instaló el histórico Moulin Rouge. Sinceramente esperaba algo más interesante de este lugar, ya que tiene un molino girando, bastante poco digno de la fama que este lugar posee.

Sin lugar a dudas se necesitan varios días para poder conocer esta magnífica ciudad, que sinceramente no me deslumbró, pero se reconocer el encanto de este lugar.



Nos despedíamos de París, nos despedíamos del tiempo fresco y lluvioso, y nos dirigíamos al último país de nuestra gira, España nos esperaba, con sol y tapas.


martes, 14 de abril de 2015

Londres, histórica, Londres, moderna.



Decidimos que la mejor manera de llegar a la capital de Inglaterra era tomar un ómnibus, que se subía a un ferry y después continuaba ya en la isla. Si bien el viaje fue un poco traumático ya que el transporte demoró cinco horas más de lo previsto en llegar, y nuestro paso por inmigraciones del Reino Unido no fue lo más agradable que nos pasó, finalmente pisábamos tierra Inglesa.
Lo mejor de nuestra estancia en esta ciudad, fue que contra todo pronóstico y predicción, tuvimos tres días prácticamente enteros de sol, algo casi impensado por estos lugares.
Aprovechando el tiempo agradable, decidimos hacer el free walking tour de Sandeman, que fue una constante en casi todas las ciudades que visitamos. Tuvimos la oportunidad de conocer toda la parte vieja de la ciudad, la antigua Londinum. Paseamos por Westmister, por la Trafalgar Square, por calles tradicionales, como aquella en la que se encuentra el club de caballeros, donde Julio Verne imaginó a su Phileas Fogg y su vuelta al mundo en 80 días. Ingresamos a la ciudad de Londres propiamente dicha, que es una especie de paraíso fiscal con normas y legislaciones propias, y con comercios un tanto extraños como uno que vende yates, y otro que vende viajes al espacio, de más está decir que solo apto para bolsillos más que abultados.

En medio de la visita guiada tuvimos la oportunidad de ver el final del famoso cambio de guardia del palacio de Buckingham, y que también tendríamos la oportunidad de verlo completo el día siguiente.
Y para finalizar el tour de la mañana, terminamos en el mítico Big Ben y el Parlamento.

Por la tarde realizamos un segundo tour que complementaba al primero, en esta ocasión conocimos la famosa torre de Londres, también el imponente Tower Bridge. Luego pudimos adentrarnos por algunas calles en la que no transitan muchos turistas, y conocimos la Iglesia de los Caballeros Templarios, donde comenzó y se afianzó esta orden. Conocimos un poco de las historias y leyendas que rodean este lugar, y que necesitaría varias páginas para poder escribir.

Ya por nuestra cuenta llegamos a lugares como Picadilly Circus, Covent Garden y Notting Hill. En este último lugar, después de algún omnibus y un poco de caminata pudimos llegar a la famosa Abbey Road, donde los Beatles grababan, y donde inmortalizaron esa senda peatonal en la portada de uno de sus albums.

Un día entero hubo que dedicarle al British Museum, y por mi parte le dedico un párrafo aparte. Este lugar de acceso gratuito es una muestra de la cultura universal, de todos los tiempos y de prácticamente todas las latitudes. Muy interesante de conocer, de ver, y de aprender; pero es absolutamente imposible abstraerse del hecho de que todo esto fue robado y sacado de los lugares originales, fue quitado de las manos de sus dueños originales. Es la colección más increíble y aberrante de objetos de otras culturas. Como para citar algunos, los frisos del Partenon, infinidad de sarcófagos, esculturas asirias, romanas y de alguna otra civilización que se cruzó por el medio.

No puedo dejar de mencionar un hecho un tanto particular que aconteció en esta ciudad. Un amigo de Córdoba se encuentra viviendo en Londres, pero por algunos inconvenientes de logística no pudimos arreglar para vernos, ya resignado a que no lo iba a poder encontrar nos fuimos a ver el estadio del Arsenal, a caminar por Notting Hill y a comprar algún souvenir. De repente cruzo una calle casi corriendo porque el semáforo cambió, y del otro lado un desconocido me agarra del brazo, y al girarme me doy cuenta que el destino me había jugado una buena pasada. Ahí estaba Hernán, si, aquel que conocía de Córdoba y ahora vive en una ciudad de 12 millones de habitantes, y al que por casualidades que uno no puede explicar, me lo crucé en una esquina allá del otro lado del charco.

Nos tocaba despedirnos de esta increíble ciudad, que conjuga historia y actualidad, grandes palacios y unos cuantos rascacielos. De acá nos íbamos a París, y a encarar el último tramo de viaje.

domingo, 29 de marzo de 2015

Una vuelta por Bélgica. Brujas y Bruselas.




Nos íbamos de una ciudad donde la fiesta y el descontrol es lo común, y llegábamos a la muy tranquila Bruselas.

Por una cuestión de calendario, lo primero que hicimos fue el tour a Brujas, ciudad que estaba originalmente en nuestro plan al pasar por Bélgica.
A poco más de una hora de la capital del país (y de la unión Europea) se encuentra esta pequeña ciudad famosa por su arquitectura e historia.

Si bien Brujas es una ciudad pequeña, atrae a una gran cantidad de turistas. De este hecho se anoticiaron los habitantes de esta ciudad en el siglo XIX y decidieron reconstruirla entera para atraer a más turistas. Para ello realizaron construcciones que simularon el gótico y la época medieval, que nada tenían que ver con el momento en que fueron construidas. De todos modos esta pequeña ciudad no deja de tener un encanto especial. Pequeñas calles, casitas mayormente de ladrillo, y algunas de madera. Mucha cervecería, chocolatería y wafleria, también las papas fritas abundan en estas tierras.

Visitamos el edificio de la primera bolsa de valores del mundo, también vimos la reliquia de la sangre de Cristo (considerado el santo grial por algunos religiosos) y pasamos por el llamado lago del amor, que es una especie de represa con la cual se regula el nivel de agua de los canales de esta ciudad.

Esa misma noche al volver de Brujas, hicimos un recorrido por algunos bares tradicionales de Bruselas, en los cuales se repite el estilo de los mismos: pequeños, agradables y quienes te atienden lo hacen de muy buen modo.

Nuestro segundo día se centró en recorrer la capital Bruselas. Si bien no tiene demasiados monumentos, o lugares típicos para ver, la historia de este lugar es increíble. Nos explicaron por qué se decidió que este lugar sea la capital de la Unión Europea, donde la tolerancia histórica de los países bajos, y también la ubicación estratégica fueron claves para la elección de esta ciudad.

Conocimos la magnífica plaza grande, algunas iglesias y luego a la tarde nos dirigimos al Atomium, que es una edificación gigante que representa la unión atómica del hierro, y que en su interior posee espacio para muestras, miradores y restaurantes.

Por último fuimos a visitar el Parlamento Europeo, que si bien no es demasiado llamativo por fuera, pudimos entrar al llamado “Parlamentarium” que es una muestra interactiva y un cine en 360º que explica el funcionamiento de este edificio, y del manejo de la Unión Europea.

Bruselas es una ciudad cálida, pequeña, muy pequeña, pero que tiene absolutamente todo lo que puede necesitar un ciudadano para ser feliz.

Nuestro paso por los países bajos se termina… y nos dirigimos a Inglaterra para visitar Londres




I AmSterdam! Nuestro paso por la ciudad donde todo está permitido

Luego de un viaje bastante incomodo, y de haber llegado a las 4 de la mañana a una estación de trenes que abría a las 6, pudimos llegar a Ámsterdam.

Tan solo llegar a este lugar el ambiente es diferente, la gente es respetuosa, amable y feliz, los edificios son pintorescos y los canales y puentes coronan una panorámica increíble.

Si bien en lo primero que uno piensa cuando se escucha Ámsterdam, es en lo que los locales llaman las dos P, prostitución y porros; la realidad es que la ciudad tiene mucho más para dar, aunque si es verdad que estos dos elementos están bastante presentes en todo momento.

Por empezar y para tener idea de lo principal de la ciudad, nos fuimos al punto de encuentro del Free Tour de Sandeman en la plaza DAM, la principal de esta ciudad.
Allí nuestro guía Albert, un español realmente apasionado por esta ciudad, nos llevó a recorrer y a conocer los principales lugares, costumbres y mitos de esta ciudad.

Pasamos por la entrada del barrio rojo, aunque no ingresamos ya que había un tour especial para esta zona, al cual acudiríamos a la noche. Luego pasamos por el Niumarkt que es una especie de pequeño castillo donde llegaban los barcos y pesaban la mercancía. Pasamos por la casa museo de Anna Frank (sitio donde estuvo escondida ella y su familia durante dos años), cruzamos varios puentes y canales, conocimos el palacio real y tuvimos la posibilidad de conocer un poco más de la mentalidad de los Amsterdamers, donde todo está permitido si no le haces daño al otro. Por ejemplo tuvimos la oportunidad de conocer una iglesia católica oculta, ubicada justo en frente de una iglesia protestante.

Luego de almorzar en el barrio chino de esta ciudad, y de dar una vuelta por las pintorescas calles, nos dirigimos nuevamente al punto de encuentro para realizar el que probablemente sea el tour más famoso de Ámsterdam, el recorrido por el barrio rojo.
Nuevamente Albert nos iba a guiar por estas calles y pasajes, explicándonos el por qué de este sistema, por qué tantas vidrieras con mujeres en bikini, por qué tantos lugares donde se puede comprar marihuana libremente, y como es el sistema que protege a estas personas que trabajan en este sector de la ciudad.

Por empezar el barrio rojo para los amsterdamers es un barrio común y corriente, hay negocios, iglesias, bares, restaurantes y hasta guarderías. Todo el barrio esta repleto de cámaras de vigilancia, y hay una central de policía a cada lado del mismo. Es decir que si algún ilícito ocurre, en menos de cuatro minutos el barrio está rodeado.
Nos contó que lo que intenta este sistema es proteger a las trabajadoras, ya que ellas están inscriptas como monotributistas, pagan impuestos y tienen las habilitaciones correspondientes, entonces el estado debe protegerlas. Tienen en sus cabinas también un botón de pánico, que al ser presionado dos veces, comienza a sonar una alarma y se activan los sistemas de seguridad.
La verdad que la mentalidad de los habitantes y gobernantes de esta ciudad sorprende tanto o más que su arquitectura o canales.

Al otro día no nos quedó más que dar unas últimas vueltas por la ciudad, comer algo, y partir para la pequeña pero muy importante Bruselas.



jueves, 26 de marzo de 2015

Berlin Segunda Parte

En nuestro paso por Berlín era realmente necesario poner en pausa nuestras vacaciones, para conocer un capitulo tremendo de la historia de la humanidad. Nos dirigimos al punto de encuentro, y luego de un metro, un tren y un ómnibus llegamos al campo de concentración Sachenshausen.
  
El mismo fue de vital importancia durante la Segunda Guerra Mundial ya que estos eran los cuarteles centrales de dichos establecimientos, y era donde mensualmente se juntaban los comandantes de los distintos campos existentes, para decidir los caminos a seguir y las medidas a tomar.

En un principio se construyó como campo modelo, con una forma de triangulo equilátero y en cuya base se encontraba una gran torre de vigilancia desde la cual se podía controlar todo el predio, y claro dar una sensación a los prisioneros de que todo el tiempo se los estaba vigilando. También se maquilló este campo de concentración con fines propagandísticos, por lo que el resto del mundo no sabía lo que realmente sucedía ahí adentro.
Muy pronto esta idea del triangulo equilátero quedó obsoleta ya que el campo necesitó expandir su capacidad y tuvieron que construir torres de vigilancia auxiliares. Además en este campo se encontraba una prisión especial para presos políticos, o que pudieran tener alguna información importante. En este lugar se los torturaba, y se los llevaba al borde de la muerte con el único fin de que se quiebren y entreguen la información.

Cabe aclarar que en principio este no era un campo de exterminio (lugar creado y preparado para “fabricar” muertes), sino un campo de concentración o de trabajo. Alrededor de este lugar se creó una gran zona industrial donde se los hacía trabajar en condiciones de esclavitud.

Nos tocó entrar a un barracón (lugar donde los prisioneros vivían). Este lugar si bien no era original, estaba restaurado con elementos originales, y se podía apreciar la terrible condición en la que eran forzados a vivir. También es necesario aclarar que estos lugares eran para unas 250 personas, y allí vivían 400.

Si bien este campo en su origen no fue de exterminio, llegado el momento en que necesitaban matar más gente de la que podían y que las balas que tenían no eran suficientes suponiendo que necesitaban al menos una por persona, decidieron instalar una cámara de gas en este lugar. También se encuentra en este lugar una morgue (necesaria para mostrar este lugar como “campo modelo”, ya que no les interesaba realmente hacer demasiadas autopsias, excepto en casos de experimentación con humanos), un crematorio, un hospital, un casino para los oficiales, y hasta un burdel.

La sensación que uno tiene cuando entra a este lugar es algo bastante fuerte como para ser explicado solo con palabras. Es una mezcla de angustia, de indignación, y de pensar si por un momento nos hubiera tocado a nosotros estar en esa situación.

Si bien no fue una experiencia feliz, fue una experiencia necesaria. Los alemanes no están orgullosos de su historia, pero entendieron que mostrándola, blanqueando lo que sucedió y educando a las generaciones futuras, es la mejor manera de intentar curar esta herida y que no vuelva a suceder nunca más.

Nuestra estadía en Berlín se terminaba, y una ciudad sustancialmente más alegre nos esperaba… Ámsterdam, allá vamos!